El centro de las convulsiones
Arturo Robles
el centro de las convulsiones es una palabra sí
***
Tuve un perro llamado Menandro Aristófanes
Cifilio Tercero. Nuestras bestiales conversaciones bajo el árbol al que se
mantenía sujeto nos hacían replantearnos todo, instintos, calambres,
requiebros, y casi al final, después de los esmeros para comprender la especie
del otro, resollábamos sin dudar, empezábamos otra vez.
***
Respigo. Me dijeron no te muevas, puedes perjudicar a los prójimos.
Bien,
me atengo a mis palabras, si dije no es no; entonces tienen de mí lo que casi
nadie puede tener, aunque la mayoría prefiere oscilar.
***
Una jaula de cristal retorna siempre a las
grietas del origen. Por algún sitio, de
algún modo, escapó un fénix, que ahora culmina su fuego. Las cenizas arden y
regresan a quebrar lo roto. Destellos ocultan lo inasible del fulgor severo que
prolonga la noche en los ojos, alivio de viento que nada deja, ni forma oscura,
dispersa, envolvente ni brillo que cae y ciñe alas.
Al
fin una infinita ave.
***
joaquín moirá azota su espalda con
inexpugnable fervor es una otra
y otra más las veces del rasgamiento
de su pasado marcial
llega y un tajo basta
la cimitarra hiende el cuello cabeza al suelo la culpa no exigía más
***
fitzgerald
pequeño asintomático se
deleita en las noches de las risas
el vacío grotesco de su cara se pronuncia
permanente incluso
en vida incluso
***
lizardo vacila entre puerto o libertad se contagia a sí mismo de
urdimbres góticas un fragmento al día
de piel es roca marcial
llega y de su lengua el mazo los
días no vuelven al mar el sol uno dos tres vapor
de sal
***
el fragor es su virtud soy madera la
conciencia es mi insecto
***
los sinestésicos vulnerables arremeten la
orbe que los circunda les paga con murmullos un
criterio es un diente es dureza es fortuna es lo impuro es el acabose en sí
mismo la
orbe invulnerable segrega ocio
***
cien metales no son libres uno por cada sendero eleva el ruido de
uña que rasga el metal contigüo cien
uñas de metal que consideran ser vestigios inflaman la cordura en superficies
negras cien filos sordos
se arrojan a las hendiduras del oído
***
Lo nuestro es la predación. Comemos carne
porque somos carne. Pertenecemos a una especie que se pierde en la luz.
Subsistimos en las sombras de las estatuas que veneramos con trozos de cuerpos
de otros en los dientes. No podemos más que comer carne. Soñar carne. Crear carne.
El
espíritu es columna de agua bajo un cielo de colmillos. De la carne es el
reino.
***
- tumbar los pilares. abatir los añicos.
esnifar el polvo circundante -
***
Comparto el placer de la daga con que parto
los cómo
***
Mi mente está encriptada, aunque por fortuna poseo ganzúas, como la
fruta, el aire, la risa: la risa abstracta.
***
Ayer pensaba algo sobre los animales que ya olvidé.
Seguro los animales me piensan e instantáneamente me olvidan.
A mano.